viernes, 7 de junio de 2013

Gotas de lluvia

Imagen: www.lanación.com 
¿Te has fijado alguna vez en la reacción de las personas cuando comienza a llover? Corremos intentando evitar las gotas, los planes cambian e incluso el humor se transforma.

Cuando era pequeña solía salir corriendo hacia afuera de la casa junto a mis hermanos, queríamos mojarnos con la lluvia y jugábamos con ella.  Por lo general terminábamos resfriados, pero mientras estábamos bajo la lluvia era en lo que menos pensábamos. No comprendíamos entonces. 
Foto: Bendita Lluvia de  Alicia Beatriz Pradolini

Ayer junto a mi mamá intentamos huir de las gotas de lluvia. Una cuadra nos separaba de la casa, corrimos pensando que lograríamos mojarnos menos pero la verdad es que al llegar bajo techo estábamos totalmente empapadas.

Cuando la lluvia te sorprende ya no hay nada más que hacer, no hay forma de escaparte de ella aunque sea algunas gotas te alcanzan. No puedo evitar pensar en lo cobardes que somos muchas veces como seres humanos y como creemos que huir es la solución para todo.

Nuestras decisiones dibujan el futuro que nos espera, y ese futuro se llama consecuencias. Una vez que decidimos no podemos evitar los resultados que desencadenan nuestras actitudes. Muchas veces las vemos venir, otras veces llegan de momento y nos sorprenden, la realidad es que en cualquiera de los casos no podemos escapar, no podemos evadir las consecuencias.
fuente: www.sentirmebien.com

Lo que si podemos hacer es estar preparados, un buen abrigo le da seguridad a aquellos prevenidos que decidieron llevarlo “por si acaso”. Mientras otros corren, ellos parecen inmunes, las gotas mojan el abrigo, pero no les tocan.

Entrega al Señor todo lo que haces;
    confía en él, y él te ayudará.
Salmo 37:5 

Pero tú, oh Señor, eres un escudo que me rodea;
    eres mi gloria, el que sostiene mi cabeza en alto.
Salmo 3:3



¿Cómo hacen para vivir como si nada les afectara? Sólo consigo una respuesta: no les afecta. Las gotas caen sobre ellos, pero no permiten que les toquen. Claro está, su seguridad depende de su abrigo, sin él serían igual de vulnerables que cualquiera.
No podemos evitar las consecuencias, no podemos huir de ellas, pero si mi seguridad esta puesta en Dios, comprenderé que son solo gotas, que es sólo agua y nada más, podré secarme y continuar. 
Andrea Hernández


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